Tras el crimen del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005, las cosas no han sido sencillas en Líbano. Hoy, menos aún. El gobierno de Saad Hariri, hijo del premier asesinado, se desplomó ante sus ojos. Una vez más, Hezbollah fue su pesadilla. Once ministros se fueron del Gabinete y provocaron la caída automática de la coalición.
El poderoso movimiento shiíta, llevaba semanas presionando para que el gobierno de Saad Hariri dejara de colaborar con la investigación que lleva adelante un tribunal de la ONU sobre el asesinato de su padre y que podría implicar a esa colectividad musulmana.
Con la renuncia del ministro número 11 esta tarde, el gobierno se ve obligado a dar un paso al costado. Esta última dimisión, que se suma a otras 10 que se produjeron más temprano, fue informada por la agencia nacional de información libanesa.
El gobierno, que cuenta con 30 ministros, cae automáticamente si más de una tercera parte de sus ministros se retira (en este caso, 11), según la Constitución libanesa.
Esta mañana, diez ministros del Hezbollah y sus aliados políticos se habían retirado de la coalición por la investigación de la ONU. El undécimo ministro, Adnan Sayyed Hussein, cercano al presidente Michel Suleiman, presentó después su dimisión y produjo automáticamente la caída del gobierno.
Hezbollah teme que algunos de sus miembros sean acusados por el Tribunal Especial para el Líbano (TEL) por el crimen Rafik Hariri y por eso le había dado un ultimátum a su hijo.
El Tribunal, que divulgará próximamente sus acusaciones en este asesinato, provocaba desde hace meses una dura pugna entre Saad Hariri, que defiende su investigación, y el partido shiíta, que lo acusa de "estar a sueldo de Israel y Estados Unidos" y de basarse en "falsos testimonios".
La caída del gobierno se produjo en el mismo momento en que Saad Hariri, que está de visita en Estados Unidos, era recibido por el presidente Barack Obama. La reunión en Washington era parte de su agenda. Los mandatarios tenían planeado profundizar "el apoyo de Estados Unidos a la soberanía, independencia y estabilidad de Líbano". Y analizar el trabajo del Tribunal de la ONU.
El TEL tiene sede en Holanda y previsiblemente en las próximas semanas incriminará a algunos de los miembros de Hezbollah en el asesinato del ex premier que murió al estallar una bomba al paso de su comitiva en Beirut el 14 de febrero de 2005.
"El objetivo era intentar doblegar a (Saad) Hariri para que descalificase al tribunal, pero como han fracasado, (Hezbollah) ha declarado la guerra política contra él", afirmó Mohamed Rahhal, ministro de Medio Ambiente y cercano al primer ministro.
La situación actual recuerda a la de 2006, cuando seis ministros del Hezbollah se fueron del gobierno de Fuad Siniora -cercano a Saad Hariri- en un contexto de crisis política y de divergencias sobre la implementación de un tribunal internacional para juzgar a los asesinos de Rafic Hariri.
En medio de la crisis, Hezbolláh, considerado el enemigo número uno de Israel, capturó dos soldados en la frontera para un posible canje de prisioneros palestinos. Tel Aviv lo tomó como un acto de guerra e invadió y bombardeó el país, provocando la muerte de unos 1.200 libaneses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario