Un nuevo fenómeno mediático y de presión diplomática apareció en escena en las últimas horas: "el efecto YouTube".Un video de 27 minutos elaborado por una ONG puso en la mira del mundo al genocida ugandés Joseph Kony, que vivía hasta ahora sin mayores problemas en la selva de la frontera con el Congo a pesar de haber secuestrado y obligado a unirse a su ejército a más de 60.000 niños, haber obligado a desplazarse a dos millones de personas y asesinado con sus propias manos a decenas y ser considerado un crimina de guerra por el tribunal de La Haya.La organización Invisible Children y tres muchachos cineastas armaron una fantástico relato, muy simple, para que lo puedan entender hasta los niños, y consiguieron el apoyo de grandes celebridades que difundieron el video a través de sus cuentas de Facebook y Twitter. En tres días logró más de 50 millones de entradas. La Casa Blanca tuvo que hablar del asunto y comprometerse a detener a Kony y los gobiernos europeos comienzan a sentir la presión.
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