El hombre vestido de sacerdote que ayer quiso alojarse en un hotel céntrico rosarino acompañado por un chico de 8 años era un actor de la productora porteña Cuatro Cabezas. Ernesto Cune, uno de los encargados de la empresa, develó a LaCapital.com.ar que la situación no es un hecho ilícito sino que forma parte de un informe periodístico para el primer programa del año de Caiga Quien Caiga (CQC).
"La intención no era que esto trascendiera de esta manera sino hacer un informe para el programa. Es un equipo de CQC con un actor disfrazado de falso cura el que se presentó al hotel y la intención era ver las reacciones de la gente ante estas situaciones extremas. La verdad es que este conserje tuvo la actitud correcta. Lo hicimos en diez hoteles de Buenos Aires y Rosario y dos solamente hicieron esto. Los demás dejaron que el supuesto cura y el chico se queden en la habitación", relató.
El hecho que desató la reacción del empleado del hotel de San Luis al 1300 fue el ingreso ayer al mediodía de un hombre ataviado con ropas de sacerdote acompañado por un nene de alrededor de 8 años. Esto llamó la atención del dueño del hotel que se dirigió a la comisaría para realizar la denuncia y alertar por la situación. El hombre había solicitado una habitación matrimonial, preservativos y avisó que luego llegaría otro mayor para que lo dejaran entrar a la habitación, además solicitó una factura a nombre del Arzobispado de Rosario.
El empleado se mostró sumamente sorprendido por la particular pareja y dio aviso a la policía llamando al 911. Ante la negativa y el llamado del hotelero, el hombre disfrazado de cura dio media vuelta y se fue del lugar junto al menor. Tras la comunicación telefónica llegó la denuncia policial y la posterior investigación que emprendió la comisaría 2ª.
Una vez que el hecho tomó estado público y se reprodujo en los distintos medios de comunicación fue que la producción de Cuatro Cabezas decidió comunicarse con LaCapital.com.ar para develar la naturaleza real de la circunstancia: no existió ningun intento de abuso y fue un simulacro para evaluar el comportamiento social.
Evidentemente lo que le faltó a la producción del programa televisivo fue que, una vez terminado el acto, se de aviso al conserje del hotel y en este caso a la policía de que se trataba de un relevamiento periodístico. "No informamos a la gente del hotel pero ahora vamos a comunicarnos con ellos", se excusó Cune.
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