AÑO DEL BICENTENARIO

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Gogó Andreu: Entrevista

Un sistema de crédito que no pide garantías ni cobra interés


Un pequeño agricultor, un tejedor de cardo, un criador de cabras, un apicultor y cientos de pequeños emprendedores uruguayos sobreviven hoy, tras la crisis internacional del año 2002, gracias a un novedoso sistema de crédito que no exige garantía ni cobra interés.

No tiene “nada que ver” con la experiencia india del Banco Grameen (BG), dijo Neri Muti, uno de los integrantes del también novedoso directorio del Fondo Raúl Sendic (FRS), que lleva el nombre de uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T).

Muti es zapatero e integra la dirección central del FRS, en la que “no hay economistas” sino carpinteros, arquitectos, albañiles y obreros de diversos oficios cuya tarea es definir los criterios y decidir sobre los proyectos a respaldar.

En cada uno de los 19 departamentos del país funciona un comité de crédito departamental y, “en algunos casos también hay comités locales en pequeños centros poblados” para “estar en contacto directo con la población”.

Es así como el Fondo reduce los riesgos y acude en ayuda de aquella persona o colectivo de pequeños productores que realmente lo necesita, dando prioridad a quienes están marginados o al borde de la marginación social.

“Salvar a la mayoría posible de la marginalidad” es uno de los objetivos centrales del Fondo Raúl Sendic, porque “después que se cae en esa situación es muy difícil el retorno”, la reinserción social, explicó Muti.

El Fondo fue promovido por José Mujica cuando era dirigente del Movimiento de Participación Popular (MPP), sector mayoritario del gobernante Frente Amplio (FA) y quien, desde el próximo lunes, será el nuevo presidente de Uruguay.

A cinco años de su ejecución, el resultado es “exitoso y estimulante”, dijo Muti. “Hemos comprobado que sobrevivieron y crecieron los colectivos, o sea aquellas personas que se juntaron para producir, comprar o vender en grupo, así que en la nueva etapa focalizaremos la ayuda hacia los proyectos grupales”, agregó.

El Fondo Raúl Sendic maneja un capital promedio de 350.000 dólares que se componen con aportes de los militantes del MPP que ocupan cargos legislativos o ejecutivos de confianza y con aportes voluntarios.

A quien solicita un crédito se le pide que, “si quieren y pueden”, paguen una cuota más de la establecida en el acuerdo, como una contribución que no funciona como limitante. Y “la operación se sella con la firma de un papel común, que no tiene ningún valor jurídico”, anotó Muti.

“Ocurre que nosotros queremos generar valores. El FRS es sustento para pelear por los valores humanos que son, en definitiva, el gran capital económico de una sociedad. El Fondo despierta y desarrolla energía creativa y productiva, dignidad, solidaridad y ayuda a la persona a levantarse”.

Otra singularidad de esta experiencia uruguaya es que funciona “a todo riesgo, jugada a la confianza entre las personas”. “La garantía es la propia gente y sus vecinos” y, aunque hay un índice mínimo de morosidad “igual no se considera pérdida, sino inversión”, recalcó Muti.

Julio Placeres, pequeño horticultor de la zona rural de Montevideo, se mostró “agradecido y entusiasmado”. Ya recibió dos créditos y, aunque se atrasó alguna vez en el pago de una cuota, considera una “obligación moral” devolver todo el dinero y abonar una cuota extra como aporte.

“Esto es una demostración de que otra forma de convivir es posible. Si hubo Plan Ceibal (entrega gratis de una computadora portátil a 380.000 niños en edad escolar) puede funcionar una banca con estas características”, sostuvo Placeres.

El criador de cabras Carlos Jorge comprende que “es difícil entender este sistema” pero sostiene que “es el camino” a recorrer para atender miles de situaciones difíciles de trabajadores y emprendedores uruguayos.

El Fondo Raúl Sendic empezó a coordinar acciones con organismos estatales y puso en marcha su primera proyección internacional, respaldando a campesinos paraguayos que enviaron a seis jóvenes de una comunidad guaraní a estudiar lechería en el país. Una vez concluidos sus estudios, este año, se apoyará un proyecto lechero en Paraguay.

“Nosotros humanizamos todo. El centro de interés es la gente, el ser humano”, a diferencia del Banco Grameen, basado en el proyecto de Muhammad Yunus, en el que, en opinión de Muti, “se hace beneficencia y nadie sale de la pobreza”. (DPA)

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