Escapando del nuevo Código Urbano los empresarios de la construcción buscan alternativas a la hora de desarrollar nuevos emprendimientos. Si bien terminaron los proyectos que ya estaban en marcha en la zona central (Oroño, Pellegrini y el río) y en el llamado primer anillo (delimitado por Francia y 27 de Febrero), de ahora y hacia adelante están volcando sus iniciativas a otros sectores, como Echesortu, Alberdi o Arroyito. Así lo aseguraron el presidente del Colegio de Arquitectos, Aureliano Saruá, y el titular de la Asociación Empresarios de la Vivienda (AEV), Marcelo Passardi, quien advirtió que con la nueva normativa construir en el área central cuesta un 23 por ciento más y en el primer anillo el costo trepó un 40 por ciento. Desde la cámara que nuclea a las empresas inmobiliarias aseguran que se trata de llevar adelante “inversiones más previsibles” (ver aparte).
Para el titular del Colegio de Arquitectos, la búsqueda de nuevos espacios está dada fundamentalmente por “los límites en el uso del suelo que impuso el nuevo Código Urbano y el consiguiente aumento de los costos para construir que se dio en el área central de la ciudad”, y agregó que por eso “los inversores eligen las zonas de la ciudad donde todavía pueden desarrollar emprendimientos de acuerdo a la vieja normativa que brinda mayores posibilidades de altura y de uso de los terrenos”.
Es más, Saruá indicó que “incluso algunos están arriesgando inversiones en sectores que son vírgenes en la construcción de edificios”, y apuntó a barrios tradicionales de la zona norte, como Arroyito y Alberdi, algunos sectores de Echesortu e incluso valoró las “potencialidades” que tiene San Martín en los alrededores de su centro comercial, desde 27 de Febrero hasta Arijón.
“El corrimiento se está dando, es un hecho, más allá de los juicios de valor que podamos hacer. Porque también es cierto que una cosa es una inversión de esas características en Alberdi, sobre la avenida, que en medio de un sector residencial”, consideró el profesional, y apuntó como ejemplos de este traslado a algunos emprendimientos que se están levantando en Arroyito, a metros de la cancha de Rosario Central.
Para Saruá estos cambios implican “una apuesta fuerte del sector empresario” ya que se están explorando barrios donde no existe experiencia de construir ni comercializar edificios de departamentos.
Sin embargo, el profesional agregó enseguida que “dadas las condiciones algunos inversores toman ese riesgo, sobre todo porque el precio de esos terrenos es más bajo que en el área central y las dimensiones de los lotes también son otras”.
Aumento. Para el titular de la Asociación Empresaria de la Vivienda (AEV) las modificaciones en el mapa de inversiones tienen que ver con una cuestión de costos. “A partir de la nueva normativa construir en el área central cuesta un 23 por ciento más caro y hacerlo en el primer anillo cuesta un 40 por ciento más; por eso, ante esa disyuntiva y con esos sobrecostos, los constructores no tienen más opciones que buscar otras áreas”, explicó.
Es más, un estudio realizado en abril de 2009 por la propia asociación sobre el impacto de la reducción de alturas para los edificios en los costos de la construcción en el centro indicó que los gastos fijos mensuales de las viviendas también se incrementan. El detalle indica que en el caso de un edificio de siete pisos en el área central los gastos de mantenimiento aumentan el 41 por ciento; en tanto, en un edificio de cinco pisos en el primer anillo perimetral delimitado por el nuevo código esos mismos gastos se incrementan en un 96 por ciento.
“El cálculo es sencillo, antes se podían construir doce pisos y ahora siete, pero el valor de la tierra no bajó, sino todo lo contrario, y entonces los costos de construcción como los gastos posteriores que antes se dividían por doce ahora se dividen por siete”, explicó Passardi.
Por eso, señaló que “al rosarino que no puede adquirir una propiedad en el área central o el primer anillo no le queda más alternativa que elegir un sector por fuera de esa zona, pero lo más pegado al centro. Así surgen estas nuevas alternativas y no porque tengan mejor infraestructura o sean tentadoras por alguna otra razón”.
Así, el empresario sostuvo que se trata lisa y llanamente de “una huida de las consecuencias que trajo aparejado el nuevo Código Urbano” y aseguró que esto provoca “una desproporción en los valores y hace que sea ridículo que en un país donde se necesitan 3 millones de viviendas no se logre tener mejores edificios a mejores precios”.
Fuente:La Capital on line
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