Gogó Andreu: Entrevista
Destino Sudáfrica: los caprichos de Perón y 24 años sin mundial
En su segunda participación mundialista, la Argentina concurrió a Italia 1934 a defender el Subcampeonato con una formación amateur que quedó eliminada en la primera ronda y a partir de allí abrió una ausencia en estas competencias de 14 años.
Los problemas internos en el seno del fútbol local fueron la excusa ideal para que en la época de oro de la Argentina, el mundo se viera imposibilitado de disfrutar de las grandes formaciones albicelestes.
Sumado esto al estallido de la Segunda Guerra Mundial, Argentina con su figuras quedó marginada durante tres décadas en las cuales, según los especialistas de la época podría haber logrado grandes actuaciones en el torneo más importante del planeta.
En 1934, el fútbol doméstico se debatía entre el nacimiento del profesionalismo y la resistencia del amateurismo.
En ese marco la vieja Asociación Argentina de Fútbol seguía vinculada oficialmente a la FIFA, mientras que la Liga Profesional no era reconocida.
Por ese motivo a Italia 1934 Argentina concurrió con un equipo conformado por jugadores amateurs, del interior y sin roce internacional, circunstancia que afectó su rendimiento en el primer choque de la Copa del mundo.
En aquel torneo se comenzó a disputar partidos de eliminación directa y allí Argentina cayó con Suecia 3 a 2 y quedó marginada de un certamen que como contrapartida tuvo en el equipo local, finalmente campeón, cuatro jugadores surgidos en el fútbol porteño y bonaerense.
La experiencia de ese mundial dejó una huella muy profunda en la dirigencia local, que aceleró los trámites y legalizó la Liga profesional y se asoció a al FIFA por lo cual se abrió una nueva instancia mucho más acorde a los tiempos que corrían.
Sin embargo, en Francia 1938, Argentina estuvo nuevamente ausente y está vez fue por decisión propia: no aceptó que la sede fuera nuevamente Europa y le exigió por ese motivo a la FIFA ingresar directamente a la competencia --sin eliminatorias-- situación que no se aceptó.
La Segunda Guerra Mundial abrió una brecha de 12 años sin mundiales, lapso que es considerada por los especilistas como la época dorada del fútbol argentino con un sinfín de jugadores y un dominio casi absoluto a nivel sudamericano.
Cuando llegó la oportunidad de demostrar esta valía, en el mundial de Brasil de 1950, a la hora de pasar lista, Argentina volvió a cantar "ausente".
Un fuerte entredicho con la Confederación Brasileña de Fútbol, producto del Sudamericano de 1949 que Argentina pidió que no se realizará debido a la huelga de profesionales de 1949, enfrentó a ambas entidades.
Asimismo, en Buenos Aires había quedado de manifiesto un fuerte enojo del Gobierno de Juan Domingo Perón con la FIFA, debido a que pretendió organizar este certamen, pero su pedido fue denegado.
Para la Copa del Mundo de 1954 en Suiza la situación no varió, el enojo con la FIFA continuó y Perón mismo le bajo el pulgar a la posibilidad de participar, aunque en esa ocasión si concurrió el entrenador de la selección nacional, Guillermo Stábile, quien señaló que Argentina "podría haber hecho un excelente papel".
Así pasaron 14 años, tres mundiales sin presencia nacional, algo que se revirtió en 1958, cuando luego de superar la etapa clasificatoria --la primera vez que participó en ella-- viajó a Estocolmo con los sueños intactos.
El recuerdo no es el mejor: Argentina quedó eliminada en primera fase y además sufrió una goleada histórica ante Checoslovaquia (6-1), en un paso mundialista con sabor a fracaso que tardó mas de cuatro décadas en igualarse, eso recién ocurrió en 2002 con la eliminación del representitvo nacional en primera fase.
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