Por definición, la celebración del Bicentenario de Mayo en Rosario forma parte del registro de lo memorable. Y así como hoy se puede saber cómo se conmemoró la fecha en 1910, dentro de cien años otros rosarinos podrán evocar la fiesta que vivirá Rosario en los próximos días. Entre quienes confían en que el registro de entonces mostrará cosas “interesantes” de la ciudad actual figura el intendente Miguel Lifschitz, convencido de que en los actos centrales de la celebración, el 24 y 25 de Mayo, será clave la participación popular. Un rasgo que, recordó, ya había signado los festejos de Rosario en el primer centenario.
—Así como hoy podemos evocar el primer centenario en Rosario, ¿confía en que dentro de un siglo quede un registro en algún sentido memorable de lo que vivirá la ciudad en estos días?
—Por supuesto. Los recuerdos, las imágenes, los testimonios de este 24 y 25 de Mayo de 2010 van a quedar seguramente mucho mejor registrados que hace un siglo, hasta por efectos de la tecnología. Y, por lo que hemos investigado sobre lo que ocurrió entonces, confío en que ambos tendrán en común el rasgo de la participación popular muy importante. Aparte, por supuesto, del contenido histórico que vamos a imprimir a los dos eventos, al del 24 y el 25. Pero el programa del Bicentenario se desarrolla con distintos proyectos a lo largo de todo el año y eso, en el balance final, creo que va a dejar un saldo por demás de interesante.
Otro que se mostró confiado en la respuesta que dará la ciudadanía a la convocatoria del acto central por el 25 de Mayo en el Monumento fue el secretario de Cultura municipal, Horacio Ríos.
El funcionario rescató el propio espíritu “celebratorio” de los festejos y adelantó que en ellos se hará visible la recuperación de “algunos sentidos de la argentinidad, de la pertenencia, de lo colectivo y lo participativo”.
A través del discurso actoral del acto oficial del 25, dijo, también se rescatará el papel protagónico de la escuela y se homenajeará a figuras de la cultura popular.
Ríos afirmó tener “sentido de responsabilidad” ante el hecho de que el Bicentenario constituye “un momento irrepetible”, pese a las duras deudas históricas que se arrastran, como la persistente “desigualdad social”.
Fue Lifschitz quien volvió a sembrar optimismo. Puesto a imaginar un Mayo a futuro lejano para la ciudad, dijo imaginar una Rosario “supermoderna, sin pobreza, sin exclusión social y con un fuerte protagonismo a nivel mundial”.
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