Después de devaluar, manda al ejército a controlar los precios

Caracas. — El presidente venezolano, Hugo Chávez, ordenó al ejército salir a las calles a verificar que no se remarquen los precios, ante la fuerte devaluación de la moneda que había ordenado horas antes, y amenazó con confiscar cualquier comercio que “especule”. Pese a esta medida drástica, los analistas independientes advierten que la devaluación del bolívar venezolano traerá más inflación y caída del ingreso de la población, aunque en lo inmediato beneficiará las arcas del Estado.
   Chávez anunció a última hora del viernes que el país tendrá un tipo de cambio de 2,6 bolívares por dólar —contra 2,15 hasta ahora— para bienes prioritarios, como alimentos y medicinas, y un tipo de cambio mucho más alto, que llamó “petrolero”, de 4,30 bolívares por dólar para autos, electrodomésticos y textiles, entre otros bienes. El tipo de cambio único oficial hasta el viernes era de 2,15 bolívares por dólar, de manera que muchos temen un aumento brutal de precios en un país que importa el 90% de sus bienes de consumo. Además, la economía diaria se maneja con el dólar paralelo, que la semana pasada cotizaba a 6 bolívares. Chávez estableció el control de cambios en 2003, lo que inmediatamente dio lugar al surgimiento del dólar paralelo.

A comprar. El sábado, horas después del anuncio oficial, se registró una demanda masiva de elctrodomésticos de parte de clientes que temen un aumento de esos bienes equivalente al del dólar “petrolero”, de 2,15 a 4,30 bolívares. “No hay ninguna razón para que nadie esté incrementando los precios de absolutamente de nada. Cuando haga falta, el gobierno es el primero en reconocerlo, producto de un estudio bien concienzudo”, afirmó Chávez en su programa dominical “Aló, presidente”. Pero por las dudas agregó: “Quiero que la Guardia Nacional se vaya a la calle con el pueblo a luchar contra la especulación”. El mandatario amenazó con expropiar los comercios y darlos a sus trabajadores si remarcan precios. Además, como ya es rutinario, acusó a los medios de comunicación independientes de generar “terror” entre la población. Los canales de televisión y los diarios mostraban imágenes de largas filas de personas comprando electrodomésticos, además de análisis de cómo afectará la devaluación a la ya vapuleada economía local. Pero el gobierno asegura que el impacto sobre los precios no será fuerte, pese a que Venezuela presentó la inflación más alta del continente en 2009, de un 25,1% según cifras oficiales.
   Chávez instruyó a su vicepresidente y ministro de Defensa, Ramón Carrizalez, a verificar que no se disparen los precios y le pidió entregarle hoy, lunes, un “plan ofensivo contra la especulación”, en acuerdo con las FFAA, la autoridad tributaria y las organizaciones comunales de su régimen. “Nadie se deje robar, denuncien al especulador públicamente y nosotros intervendremos cualquier negocio de cualquier tamaño que se preste al juego de la burguesía especuladora”, arengó Chávez.
Bienes “innecesarios”. El ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, dijo que el impacto de la devaluación sobre la inflación sería entre tres y cinco por ciento, que se sumará al 20% de inflación oficialmente previsto para 2010. Y el ministro de Planificación, Jorge Giordani, afirmó que bienes “innecesarios se van a poner más caros”. No proporcionó una definición de “bienes innecesarios”.
   El gobierno asegura que la devaluación ayudará a los sectores exportadores, principalmente el Estado, que exporta petróleo y derivados, pero nada dijo del efecto sobre el consumo interno en un país que importa la gran mayoría de bienes de este rubro.
   Para el partido opositor Primero Justicia, el gobierno fue “hipócrita”, porque envió al Congreso un presupuesto 2010 sin devaluación y con una inflación oficial del 20%.
   Chávez enfrentará en septiembre unas elecciones legislativas en las que busca mantener una abrumadora mayoría, aunque con su consenso en franca caída. El mandatario ya inició su ofensiva electoral, que llamó la “campaña admirable”. Pero los venezolanos están duramente azotados por la delincuencia, los racionamientos de electricidad y agua. Ahora llega la devaluación, que impulsará los precios bien por encima de ese 20% de inflación calculado por el gobierno.