Un centenar de científicos de varios países celebró la finalizacióndel Observatorio de Detección de Rayos Cósmicos "Pierre Auger" en Malargüe.El proyecto tuvo una inversión de u$s 53 millones."Celebramos que se completó el observatorio tal como estaba diseñado originalmente y ahora planificamos la construcción de uno gemelo en el estado de Colorado, en Estados Unidos, en el 2010", dijo a Télam Ingomar Alekotte, subgerente de la Fundación Pierre Auger.
El centro de investigación mide de dos maneras las cascadas de partículas que se producen cada vez que un rayo cósmico choca contra las moléculas de la atmósfera superior.
Una medición se vale de una red de 1600 detectores de superficie distanciados 1,5 kilómetros entre sí, cubriendo una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados.
La otra se realiza mediante un conjunto de telescopios de alta sensibilidad, que en las noches despejadas sin luna escudriñan la atmósfera para observar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.
Alekotte señaló que es un proyecto "de ciencia básica", o sea "de tratar de comprender y entender el universo que nos rodea y adquirir conocimientos sobre lo que hay allí afuera".
"Es una forma muy interesante de adquirir conocimiento de lo que está pasando en lugares muy lejanos, fuera de nuestra galaxia posiblemente, porque son rayos que vienen con muy alta energía y nosotros no entendemos todavía los procesos en los cuales se pueden producir partículas tan pequeñas con tan alta energía", explicó el científico.
Al entender esos principios de funcionamiento "¿Quién nos dice que en el futuro no nos pueda servir para alguna aplicación?", planteó.
En noviembre del año pasado, los científicos revelaron que estos rayos cósmicos de muy alta energía "no vienen desde todas las direcciones con igual probabilidad, sino de direcciones preferenciales que están relacionadas y tienen una distribución en el cielo hacia un cierto tipo de galaxia, con un núcleo activo y un gran agujero negro muy poderoso en su centro".
"Si bien esta no es una demostración de que estas galaxias son su origen, es una primera hipótesis para pararnos firmemente en ésto y analizar, cuando adquiramos más datos en el futuro, si estas son las verdaderas fuentes y fenómenos que producen estos rayos cósmicos energéticos", señaló Alekotte.
El objetivo de los científicos de los diecisiete países intervinientes en este megaproyecto es determinar el valor, la dirección de llegada y la naturaleza de los rayos cósmicos de las más altas energías observables.
Lo que sí saben, es que existe algo en el cosmos que está lanzando partículas a energías increíbles por el universo.
¿De dónde provienen estas partículas? ¿De alguna explosión cósmica súper-poderosa? ¿De un enorme agujero negro que absorbe estrellas en una muerte violenta? ¿De colisiones entre galaxias?, ¿De la desintegración de objetos súper masivos producidos en el origen del universo? El Observatorio Pierre Auger busca respuestas a estas preguntas, para dar otro paso adelante en la comprensión del universo.
Hasta ahora, saben que "vienen desde afuera de nuestra galaxia" y traen "información sobre fenómenos muy violentos que están sucediendo" en otra, fuera de la Vía Láctea.
"Si bien a un agujero negro se lo conoce como algo que chupa toda la materia y toda la energía que hay alrededor y no permite que algo salga, cuando esa gran masa se va juntando, antes de que caiga ahí adentro, se sobrecalienta y produce que se expulse materia hacia afuera en partículas en direcciones opuestas. Eso es lo que uno llega a ver, no lo de adentro, pero sí lo de afuera", explicó.
Los científicos se ilusionan con que el Observatorio Auger del sur tenga un par gemelo en el norte, "para poder observar los dos hemisferios celestes y poder hacer una mejor observación completa, dado que hasta ahora sólo se ve la parte sur del cielo", dijo Alekotte.
El centro de investigación mide de dos maneras las cascadas de partículas que se producen cada vez que un rayo cósmico choca contra las moléculas de la atmósfera superior.
Una medición se vale de una red de 1600 detectores de superficie distanciados 1,5 kilómetros entre sí, cubriendo una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados.
La otra se realiza mediante un conjunto de telescopios de alta sensibilidad, que en las noches despejadas sin luna escudriñan la atmósfera para observar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.
Alekotte señaló que es un proyecto "de ciencia básica", o sea "de tratar de comprender y entender el universo que nos rodea y adquirir conocimientos sobre lo que hay allí afuera".
"Es una forma muy interesante de adquirir conocimiento de lo que está pasando en lugares muy lejanos, fuera de nuestra galaxia posiblemente, porque son rayos que vienen con muy alta energía y nosotros no entendemos todavía los procesos en los cuales se pueden producir partículas tan pequeñas con tan alta energía", explicó el científico.
Al entender esos principios de funcionamiento "¿Quién nos dice que en el futuro no nos pueda servir para alguna aplicación?", planteó.
En noviembre del año pasado, los científicos revelaron que estos rayos cósmicos de muy alta energía "no vienen desde todas las direcciones con igual probabilidad, sino de direcciones preferenciales que están relacionadas y tienen una distribución en el cielo hacia un cierto tipo de galaxia, con un núcleo activo y un gran agujero negro muy poderoso en su centro".
"Si bien esta no es una demostración de que estas galaxias son su origen, es una primera hipótesis para pararnos firmemente en ésto y analizar, cuando adquiramos más datos en el futuro, si estas son las verdaderas fuentes y fenómenos que producen estos rayos cósmicos energéticos", señaló Alekotte.
El objetivo de los científicos de los diecisiete países intervinientes en este megaproyecto es determinar el valor, la dirección de llegada y la naturaleza de los rayos cósmicos de las más altas energías observables.
Lo que sí saben, es que existe algo en el cosmos que está lanzando partículas a energías increíbles por el universo.
¿De dónde provienen estas partículas? ¿De alguna explosión cósmica súper-poderosa? ¿De un enorme agujero negro que absorbe estrellas en una muerte violenta? ¿De colisiones entre galaxias?, ¿De la desintegración de objetos súper masivos producidos en el origen del universo? El Observatorio Pierre Auger busca respuestas a estas preguntas, para dar otro paso adelante en la comprensión del universo.
Hasta ahora, saben que "vienen desde afuera de nuestra galaxia" y traen "información sobre fenómenos muy violentos que están sucediendo" en otra, fuera de la Vía Láctea.
"Si bien a un agujero negro se lo conoce como algo que chupa toda la materia y toda la energía que hay alrededor y no permite que algo salga, cuando esa gran masa se va juntando, antes de que caiga ahí adentro, se sobrecalienta y produce que se expulse materia hacia afuera en partículas en direcciones opuestas. Eso es lo que uno llega a ver, no lo de adentro, pero sí lo de afuera", explicó.
Los científicos se ilusionan con que el Observatorio Auger del sur tenga un par gemelo en el norte, "para poder observar los dos hemisferios celestes y poder hacer una mejor observación completa, dado que hasta ahora sólo se ve la parte sur del cielo", dijo Alekotte.
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