Las haberes jubilatorios que paga el Estado superan en más del 70 por ciento a las de las AFJP
Tomando en cuenta dos trabajadores con el mismo nivel salarial, pero uno que haya estado los últimos 14 años en el Estado y el otro adherido a una jubilación privada, el primero obtiene por esos aportes $ 350,3 y el segundo, una renta vitalicia de 204,5.
La cuenta está hecha para quienes se jubilaron en enero pasado. Pero el ejercicio repetido en todos estos años arroja siempre el mismo resultado: aportar a reparto fue mejor negocio que a una AFJP, según informa hoy Página/12.
Una proyección a enero de 2009 agiganta la brecha debido al impacto de la crisis financiera en los fondos administrados por las AFJP.
A igual salario –otra vez, el del promedio de la economía–, quien se quedó en reparto obtendrá en ese momento una Prestación Adicional por Permanencia (PAP) de 452pesos, mientras que quien apostó a la jubilación privada recibirá una renta vitalicia de apenas 202 pesos.
La distancia es de 123 por ciento. Si se mira para atrás, a enero de 2007 corresponde una PAP de 248,3 pesos y una renta vitalicia de 181,8 (36,6 por ciento de diferencia), a enero de 2006, 171,9 y 139,8 pesos (22,9 por ciento), a enero de 2005, 152,6 y 113,3 pesos (34,6 por ciento) y así sucesivamente hasta 1994.
El haber previsional se compone de la Prestación Básica Universal (PBU) y de la Prestación Compensatoria (PC) en ambos sistemas, el público y el privado. La PBU es un ingreso uniforme de 326 pesos para ambos regímenes. La PC es lo que corresponde a cada persona por los años aportados a reparto antes del nacimiento de las AFJP, en julio de 1994.
La diferencia entre un sistema y otro la constituye el tercer componente de la jubilación.
En reparto se llama Prestación Adicional por Permanencia (PAP) y contempla los años aportados al Estado después de julio de 1994. En capitalización el tercer componente es la Jubilación Ordinaria (JO), que surge de lo que cada afiliado acumuló en su cuenta de capitalización.
Con ese dinero, el cliente de una AFJP puede hacer básicamente dos cosas al momento del retiro:
- Optar por un retiro programado, que le garantiza la devolución del 100 por ciento de sus ahorros hasta agotar el fondo, con el riesgo de que una buena parte del dinero se esfume en medio de una crisis financiera, como ocurre en la actualidad o la ventaja de que la cuenta crezca si los mercados van para arriba. Los especialistas que defienden a las AFJP recomienden elegir la segunda opción, la renta vitalicia.
- La renta vitalicia es un ingreso estable, inagotable, que se adquiere a una compañía de seguros de retiro –generalmente vinculada con la AFJP– con los fondos capitalizados. La ventaja en comparación con el retiro programado es que el cliente se asegura una remuneración permanente más allá de si los mercados suben o bajan. La desventaja es que no es heredable.
Tomando en cuenta dos trabajadores con el mismo nivel salarial, pero uno que haya estado los últimos 14 años en el Estado y el otro adherido a una jubilación privada, el primero obtiene por esos aportes $ 350,3 y el segundo, una renta vitalicia de 204,5.
La cuenta está hecha para quienes se jubilaron en enero pasado. Pero el ejercicio repetido en todos estos años arroja siempre el mismo resultado: aportar a reparto fue mejor negocio que a una AFJP, según informa hoy Página/12.
Una proyección a enero de 2009 agiganta la brecha debido al impacto de la crisis financiera en los fondos administrados por las AFJP.
A igual salario –otra vez, el del promedio de la economía–, quien se quedó en reparto obtendrá en ese momento una Prestación Adicional por Permanencia (PAP) de 452pesos, mientras que quien apostó a la jubilación privada recibirá una renta vitalicia de apenas 202 pesos.
La distancia es de 123 por ciento. Si se mira para atrás, a enero de 2007 corresponde una PAP de 248,3 pesos y una renta vitalicia de 181,8 (36,6 por ciento de diferencia), a enero de 2006, 171,9 y 139,8 pesos (22,9 por ciento), a enero de 2005, 152,6 y 113,3 pesos (34,6 por ciento) y así sucesivamente hasta 1994.
El haber previsional se compone de la Prestación Básica Universal (PBU) y de la Prestación Compensatoria (PC) en ambos sistemas, el público y el privado. La PBU es un ingreso uniforme de 326 pesos para ambos regímenes. La PC es lo que corresponde a cada persona por los años aportados a reparto antes del nacimiento de las AFJP, en julio de 1994.
La diferencia entre un sistema y otro la constituye el tercer componente de la jubilación.
En reparto se llama Prestación Adicional por Permanencia (PAP) y contempla los años aportados al Estado después de julio de 1994. En capitalización el tercer componente es la Jubilación Ordinaria (JO), que surge de lo que cada afiliado acumuló en su cuenta de capitalización.
Con ese dinero, el cliente de una AFJP puede hacer básicamente dos cosas al momento del retiro:
- Optar por un retiro programado, que le garantiza la devolución del 100 por ciento de sus ahorros hasta agotar el fondo, con el riesgo de que una buena parte del dinero se esfume en medio de una crisis financiera, como ocurre en la actualidad o la ventaja de que la cuenta crezca si los mercados van para arriba. Los especialistas que defienden a las AFJP recomienden elegir la segunda opción, la renta vitalicia.
- La renta vitalicia es un ingreso estable, inagotable, que se adquiere a una compañía de seguros de retiro –generalmente vinculada con la AFJP– con los fondos capitalizados. La ventaja en comparación con el retiro programado es que el cliente se asegura una remuneración permanente más allá de si los mercados suben o bajan. La desventaja es que no es heredable.
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