Ya no será. Algunos apasionados por el transporte eléctrico tenían aún algunas esperanzas de que Rosario pudiera recibir, tal como había comenzado a ser gestionado en su momento por el intendente Miguel Lifschitz, una importante cantidad de trolebuses de origen canadienses que eran operados en la ciudad de Vancouver y fueron desactivados al renovarse la flota.
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Sin embargo la ilusión terminó de caerse. El pasado martes 4 partió desde Canadá la nave “Wisdom” que lleva, en sus bodegas y en su cubierta, 80 trolebuses canadienses que en algún momento podrían haber sido para Rosario.
El buque tiene como destino el puerto chileno de Valparaíso y desde allí seguirán transportadas en carretones hacia la ciudad de Mendoza, para ser incorporados a la flota de la Empresa Provincial de Transporte que opera el sistema de trolebuses en la capital de Mendoza.
La idea de ampliar la cantidad de trolebuses que actualmente circulan en Rosario, operados por la Sociedad del Estado Municipal para el Transporte Urbano de Rosario (Semtur), había comenzado a gestarse a partir de una reunión que el intendente Lifschitz había mantenido con el titular de la Autoridad del Transporte de San Francisco, Estados Unidos, el rosarino José Luis Moscovich, con quien el jefe comunal volvió a dialogar en su visita a dicho país.
Las gestiones avanzaron de tal manera que viajaron hacia Canadá funcionarios municipales para verificar el estado de los vehículos y a su regreso le entregaron un informe positivo al intendente.
Todo parecía avanzar. El precio de los coches se había fijado en mil dólares cada uno y se estimaba que Rosario compraría 80 unidades, casualmente el mismo número que ahora adquirió Mendoza.
En el medio de tales gestiones la ciudad de Rosario firmó un convenio con la Autoridad del Transporte de San Francisco y en esa ocasión El Ciudadano dialogó con el ingeniero Moscovich, quien hizo referencia a los trolebuses canadienses y consideró que “es factible y de corto plazo” poder ampliar la red de transporte eléctrico.
También remarcó la posibilidad de recrear una red que uniera la ciudad de norte a sur y más aún no descartaba, al igual que especialistas locales extender, trolebuses canadienses mediante, el servicio por una parte hasta Villa Gobernador Gálvez y por el otro extremo hasta Granadero Baigorria.
La actual crisis no se avizoraba en el horizonte y crecía la posibilidad de la vuelta de la mítica línea M.
La historia continuaba y aún se creía posible la adquisición de los vehículos y según pudo saber este diario ya este año funcionarios municipales de alto nivel de las secretarías de Servicios Públicos y Hacienda más uno del Ente del Transporte y un especialista en comercio exterior habrían viajado a Canadá para analizar los últimos detalles para realizar la operación.
Pero las trabas habrían surgido cuando alguna fuente de financiamiento que se esperaba no pudo destrabarse y se asegura que se hacía cuesta arriba el pago de los fletes desde Canadá a Rosario.
Si bien nunca hubo un anuncio oficial respecto a que la ciudad había desistido de adquirir los coches, al promediar el año el secretario de Servicios Públicos, Gustavo Leone, había sostenido que “era algo complicado desde el punto de vista financiero” y agregó que “por ahora no se contempla la compra”. En ese momento se indicó que al costo de los vehículos había que sumar para reactivar la línea M la reconstrucción de la red aérea y de las correspondientes estaciones para el suministro de energía, y se habló en ese momento de un costo total de 6 millones de dólares.
La provincia de Mendoza pagó finalmente 2.300 dólares canadienses por cada vehículo y 27 mil dólares de flete por coche, que tienen 1.200.000 kilómetros recorridos, el equivalente de 10 años de uso en la ciudad de Rosario.
En la actualidad un trolebús nuevo de origen ruso está en los 180 mil dólares, pero los hay en otros países de Europa, y cuestan más de un millón de dólares.
Las unidades canadienses que en meses más rodarán por las calles de Mendoza integraban una flota de 240 coches en Vancouver, el resto ya fue o está camino a su desguace y otras dos irán a un museo del transporte de dicha ciudad, según publicaron medios del país del norte.
La posibilidad se esfumó a pesar del impulso que en su momento se le había dado en los máximos niveles del gobierno local.
Algunos especialistas consultados por El Ciudadano indicaron que en un tiempo no lejano la ciudad de San Francisco podría también retirar de circulación alguna cantidad de trolebuses y otra vez sería factible que Rosario pudiera intentar su compra, pero por ahora es una muy lejana posibilidad.
Vale recordar que la línea K, que recorre desde Beruti y Riobamba en las puertas de la Ciudad Universitaria hasta Mendoza y Wilde, es la línea que mayor cantidad de pasajeros transporta, y en todas las encuestas se destaca su eficiencia. El Ciudadano
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Sin embargo la ilusión terminó de caerse. El pasado martes 4 partió desde Canadá la nave “Wisdom” que lleva, en sus bodegas y en su cubierta, 80 trolebuses canadienses que en algún momento podrían haber sido para Rosario.
El buque tiene como destino el puerto chileno de Valparaíso y desde allí seguirán transportadas en carretones hacia la ciudad de Mendoza, para ser incorporados a la flota de la Empresa Provincial de Transporte que opera el sistema de trolebuses en la capital de Mendoza.
La idea de ampliar la cantidad de trolebuses que actualmente circulan en Rosario, operados por la Sociedad del Estado Municipal para el Transporte Urbano de Rosario (Semtur), había comenzado a gestarse a partir de una reunión que el intendente Lifschitz había mantenido con el titular de la Autoridad del Transporte de San Francisco, Estados Unidos, el rosarino José Luis Moscovich, con quien el jefe comunal volvió a dialogar en su visita a dicho país.
Las gestiones avanzaron de tal manera que viajaron hacia Canadá funcionarios municipales para verificar el estado de los vehículos y a su regreso le entregaron un informe positivo al intendente.
Todo parecía avanzar. El precio de los coches se había fijado en mil dólares cada uno y se estimaba que Rosario compraría 80 unidades, casualmente el mismo número que ahora adquirió Mendoza.
En el medio de tales gestiones la ciudad de Rosario firmó un convenio con la Autoridad del Transporte de San Francisco y en esa ocasión El Ciudadano dialogó con el ingeniero Moscovich, quien hizo referencia a los trolebuses canadienses y consideró que “es factible y de corto plazo” poder ampliar la red de transporte eléctrico.
También remarcó la posibilidad de recrear una red que uniera la ciudad de norte a sur y más aún no descartaba, al igual que especialistas locales extender, trolebuses canadienses mediante, el servicio por una parte hasta Villa Gobernador Gálvez y por el otro extremo hasta Granadero Baigorria.
La actual crisis no se avizoraba en el horizonte y crecía la posibilidad de la vuelta de la mítica línea M.
La historia continuaba y aún se creía posible la adquisición de los vehículos y según pudo saber este diario ya este año funcionarios municipales de alto nivel de las secretarías de Servicios Públicos y Hacienda más uno del Ente del Transporte y un especialista en comercio exterior habrían viajado a Canadá para analizar los últimos detalles para realizar la operación.
Pero las trabas habrían surgido cuando alguna fuente de financiamiento que se esperaba no pudo destrabarse y se asegura que se hacía cuesta arriba el pago de los fletes desde Canadá a Rosario.
Si bien nunca hubo un anuncio oficial respecto a que la ciudad había desistido de adquirir los coches, al promediar el año el secretario de Servicios Públicos, Gustavo Leone, había sostenido que “era algo complicado desde el punto de vista financiero” y agregó que “por ahora no se contempla la compra”. En ese momento se indicó que al costo de los vehículos había que sumar para reactivar la línea M la reconstrucción de la red aérea y de las correspondientes estaciones para el suministro de energía, y se habló en ese momento de un costo total de 6 millones de dólares.
La provincia de Mendoza pagó finalmente 2.300 dólares canadienses por cada vehículo y 27 mil dólares de flete por coche, que tienen 1.200.000 kilómetros recorridos, el equivalente de 10 años de uso en la ciudad de Rosario.
En la actualidad un trolebús nuevo de origen ruso está en los 180 mil dólares, pero los hay en otros países de Europa, y cuestan más de un millón de dólares.
Las unidades canadienses que en meses más rodarán por las calles de Mendoza integraban una flota de 240 coches en Vancouver, el resto ya fue o está camino a su desguace y otras dos irán a un museo del transporte de dicha ciudad, según publicaron medios del país del norte.
La posibilidad se esfumó a pesar del impulso que en su momento se le había dado en los máximos niveles del gobierno local.
Algunos especialistas consultados por El Ciudadano indicaron que en un tiempo no lejano la ciudad de San Francisco podría también retirar de circulación alguna cantidad de trolebuses y otra vez sería factible que Rosario pudiera intentar su compra, pero por ahora es una muy lejana posibilidad.
Vale recordar que la línea K, que recorre desde Beruti y Riobamba en las puertas de la Ciudad Universitaria hasta Mendoza y Wilde, es la línea que mayor cantidad de pasajeros transporta, y en todas las encuestas se destaca su eficiencia. El Ciudadano
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